el Hernando de Salta: * ENCUESTA DE ‘EL INTRANSIGENTE’ (Nº 0)

17 dic 2009

* ENCUESTA DE ‘EL INTRANSIGENTE’ (Nº 0)

Al cumplirse dos años de gobierno de Juan Manuel Urtubey el diario digital El Intransigente de Salta preguntó a sus usuarios: “Usted piensa que el mandatario realizó hasta ahora,

-Una muy buena gestión: 6.61%

-Una buena gestión: 10.28%

-Una gestión regular: 24.04%

-Una mala gestión: 25.87%

-Una pésima gestión: 31.74%

- No me interesa la encuesta: 1.47%

Participaron de 5395 lectores”.

(Aporte de ED)

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Hernando de Lerma fundó Salta en el año 1582. Según los textos que cuentan la historia de tamaño acontecimiento, se trataba de un sujeto aborrecible. “Maligno como la peste”, “altanero, soberbio y desaprensivo”, “abusó de vidas y haciendas ajenas”, son sólo algunas de las acusaciones y descalificaciones que le endilgan la mayoría de los investigadores del tiempo pasado en el extenso territorio que abarcó el Virreinato del Alto Perú. Para avalar la certeza de esa despiadada descripción habitualmente se cita a un distinguido erudito, como Paul Groussac, quien relata que cuando el Supremo Consejo de Indias le hizo Juicio de Residencia y lo condenó, “hubo inequívocas muestras de júbilo de parte de todo el pueblo”, (en Ensayo Histórico sobre el Tucumán, 1882). Murió, no se sabe cuándo, en la Cárcel de Corte de España.

Hasta allí lo que se ha convertido en la narración semioficial acerca del origen de esta ciudad y, en particular, de quien fuera enviado por el rey Felipe II para elegir el lugar donde poner la piedra fundacional.

Sin embargo, es posible que detrás de esa historia haya otra, diferente, y que resulte que don Hernando no haya sido tan así como lo pintan. De hecho, lo primero que hay que reconocer es que el hombre debe haberse parecido a una mosca blanca entre la gente que circulaba por estas tierras de Dios. Todo el mundo sabe que en aquella época inicial de la colonia, el grueso de los varones que se embarcaban para América estaba constituido por aventureros y gentes de avería, en su mayoría iletrados, sin futuro en España. Lerma, en cambio, a los treinta años ya ostentaba el título universitario de Licenciado (abogado); venía de Sevilla, por entonces uno de los más importantes centros de ilustración del reino; y no dependía de las gracias de la jerarquía de la Iglesia colonial ni le faltaban agallas como para enfrentarla, tal como lo demostró en su disputa con el obispo Francisco Victoria y el deán Francisco de Salcedo, a quienes les hizo morder el polvo de la derrota. Además, demostró ser agradecido. Lo prueba el nombre que eligió para la flamante ciudad: en claro reconocimiento a su mandante la inscribió como San Felipe de Lerma del Valle de Salta.

Tiempo de intrigas palaciegas (aunque aún no hubiera palacios), de comunicaciones difíciles y tardías (las cartas viajaban por el agua, ya que no se habían inventado los aviones ni el teléfono ni internet); de escasa documentación y escritos registrados en las iglesias; y, sobre todo, de una lucha despiadada por sobrevivir y hacer fortuna, no resulta sencillo disponer de elementos precisos que permitan arribar a la verdad absoluta acerca de la figura del fundador de la ciudad.

Los antiguos habitantes, al parecer para que nada les recordase su memoria, eliminaron todo vestigio de su nombre y sólo mantuvieron la parte de voz presuntamente autóctona con que la bautizó: Salta.

Este blog, teniendo en cuenta la controversia histórica sobre su persona y los interrogantes que todavía subsisten en cuanto a la raíz de la toponimia actual de la ciudad que fundó, le mantiene abierto el crédito a don Hernando a la espera de que haya un juicio final.

Si a alguno le interesa conocer la razón de los Nº 0

Ya desde el copete de presentación advertimos al lector que los que editamos El Hernando somos un grupete conformado por periodistas veteranos, individuos a los que comúnmente se los descalifica como gente de edad. Por cierto, no descartamos en el futuro incorporar algunos colaboradores de generaciones más recientes, pero por ahora somos los que somos y creemos necesaria esta aclaración para que se comprenda la razón de haber subido a la web ocho entradas en carácter de Nº 0.

Ocurre que quienes conformamos el núcleo fundador nos iniciamos en la prensa gráfica en épocas pretéritas, cuando el sistema de impresión era en caliente, es decir, existían los linotipistas, se derretía el plomo, los títulos salían armados en la ludlow y se usaba el cliché para las fotografías y otras ilustraciones. Y aunque seguimos trabajando mientras nos adaptábamos con esforzado esmero a la aplicación de la informática y las modernas tecnologías, debemos reconocer que para nosotros no fue sencillo crear un blog aún cuando el diseño nos lo haya entregado blogspot, empaquetado y con moñito.

Resulta bastante lógico. En aquellos tiempos lejanos en que debutamos en la profesión el diseño de una nueva publicación -o tan siquiera de una de sus páginas- se hacía a partir de un papel en blanco, un lápiz de mina blanda, una goma de borrar y una regla; y pegando titulares, textos y fotografías recortados de diarios y revistas. Así, paso a paso, corrigiendo, volviendo a dibujar por enésima vez cada hoja, se iba llegando al producto imaginado. Entonces, muchas veces después de varias semanas o meses de trabajo, se imprimía un Nº 0. Todavía faltaba comprobar in situ si a causa del tránsito del boceto a la realidad no era conveniente tirar todo al tacho y empezar de nuevo.

Hoy aquel proceso artesanal quedó en el cajón de los recuerdos. La informática lo simplificó. Todo se hace frente a la pantalla del monitor, viene prácticamente programado y, si uno sabe lo que quiere, en un periquete concreta su idea. Hasta un pìbe puede hacerlo y la prueba está en la cantidad de sites y blogs inyectados con sangre nueva que se pueden hallar en la web.

Lo que queremos decir en esta parrafada es que nosotros somos diferentes. Como estamos cerca de ser ancianos podemos contar infinitas anécdotas propias y ajenas o analizar la actualidad desde la perspectiva que sólo da la experiencia. Lo que lamentablemente no logramos es sobreponernos a la manía de publicar algo sin antes haber hecho un Nº 0.

* "No me gusta nada la idea de morir. Si pudiera vivir quinientos años aceptaría y pediría: ¿No puede darme unos más?".

* “Ya que soy un viejo, quiero ser un viejo emprendedor y alegre”.

* “En la vejez, el tiempo está en presente”.

* “Las mentiras piadosas que se dicen sobre la vejez me parecen casi deprimentes; deprimentes son las verdaderas”.

* “Mi amiga dice: ‘No le encuentro historia a mi vida’. Yo pienso: ‘Lujo de persona sana. Si yo pudiera hacer pis sin dificultades, le encontraría historia a mi vida”.

Adolfo Bioy Casares (1914 – 1999)

el Hernando de Salta

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